SONETO A UN OLMO POR UN RAYO INCENDIADO
So esplendente sol tu galana frente
alivio al prado ameno prometía;
alado arrullo tu copa mecía,
asilo siendo al dulce amor naciente,
arrimo halló la frágil vid creciente
que a tu tronco abrazada enternecía,
y honrándote el río, a tu pie tendía
cristalino feudo en mansa corriente.
Mas, ¿cuál planta o quién huir puede a cruel saña
con que súbito el destino castiga?
Turbó al cielo encubriendo un negro manto;
de su seno dando en llamas espanto,
chispa en bronco estruendo partió enemiga…
Pavesas una tarda lluvia baña.
Luis Varela
Refulgió acá un rayo joyel
ResponderEliminaren rojizos consonantes,
y soneto hizo a una encina
do la Musa ardïose en él.
Inclinado ante tal vate,
Eliminaren silencio agradezco,
el bello elogio ondulante
qu´el fratello mio esparce.
Hago míos tan excelentes versos, como me hago olmo que sufre el rayo del destino. Y son mis lágrimas las que bañan mis sedientas pavesas...
ResponderEliminarSuyos sean pues, amigo mío. Muy difícil, cuando no imposible, sería hallar mejor compañero de viaje para mis versos que usted. Viajen juntos, pues.
EliminarHagamos el camino entonces. En mi mochila no falta con que remojar nuestras huellas para borrarlas.
EliminarPartamos, pues. Aun siendo complicado el camino se hará llevadero en grata compañía.
Eliminar