OÍR DE LA SOLEDAD
Oír de la soledad un gemido,
y consumido arder de puro frío,
naufragar en el íntimo vacío,
y con el dolor sentirse partido,
el cielo perder, suspirar perdido,
y eterno habitar el escalofrío,
a otro dueño mudar el albedrío,
y en estigias brumas vagar sumido,
hablar a la muda y sorda
inconsciencia,
y los hilos urdir de la locura,
fe ahogar en llantos mil de
impaciencia,
temer del temor la fría presencia,
y la vida tornar en amargura;
sabed que averno tal, es sólo
ausencia.
Luis Varela