SEXTINA II
(A DELIA)
Viendo
vuestras esplendorosas luces
al alba
brotar cual de Febo rayo,
del pecho
arder siento la dulce llama,
que mi ser anega de inmortal fuego
y al rigor
desafía de la nieve,
cuyo frío
helar pretende a mi lumbre.
Mas bien sé
que de mi ferviente lumbre
sustentadas
de amor las suyas luces,
el helor
mudará de vuestra nieve,
y con el
latir del ardoroso rayo,
en vuestro
seno encenderán el fuego
con el
fulgor de mi férvida llama.
Por vos
vive, por vos nació la llama
qu´en mi
seno, de amor, prendió la lumbre;
ya todo soy un incorpóreo fuego,
que del
cielo enciende las altas luces
y del sol
alimenta el claro rayo,
que ardiente
escarcha la gélida nieve.
Gloriosamente
arder haré la nieve
con la
altura infinita de mi llama,
y el hermoso
y fogoso y blando rayo
de mi alma
brotado, será la lumbre
que a
vuestra oscura noche dé las luces,
y vuestro
pecho abrase con mi fuego.
Pintar podrá
el vivo ardor del fuego,
del amor, el
púrpura en vuestra nieve,
y serán, sí,
vuestras divinas luces,
hijas del
latido almo de mi llama,
suave, fina,
plácida y grata lumbre,
y el alma
vuestra y mi alma, único rayo.
Así hará el
radiante, amoroso rayo,
de vos, de
mí, un indivisible fuego,
de amor ataviando a l´alegre lumbre,
y ya del
calor fundida la nieve,
la chispa
será de la hermosa llama,
que un mundo
abrirá de célicas luces.
Alumbró de
vuestras luces mi rayo,
en vos de
amor plantó mi llama el fuego,
y se hizo
vuestra nieve nuestra lumbre.
Luis Varela
Aclaro que la repetición de las palabras en la rima, no es capricho mío ni casualidad, deben de ser obligatoriamente seis sustantivos bisílabos colocados en el orden en que aparecen tanto en los sextetos como en el terceto final. De no ser así, no sería una sextina de "reglamento".