SONETO
Sobre este ramo de canoras quejas,
métrica pira de ardientes enojos,
el líquido fuego va de mis ojos
en no corrientes atadas madejas.
Sagradas ondas al llanto parejas,
de tus desaires, los bellos despojos;
flores que nacen de rudos abrojos,
llamas que con nieve ofendes y vejas.
Justo dolor en armónica vena,
de amor sacro daño en tintado fuego,
del seno el dibujado desaliento (1)
qu´en manos ya del presuroso viento,
a ti acercan, Delia, en lucido ruego,
la qu´ en mí mortal mora eterna pena.
Luis Varela
1 Describen
los dos cuartetos y el primer terceto el soneto de queja amorosa.
Ah, el amor... hermoso y terrible; gozo y llanto danzando juntos en la punta afilada del capricho de un imberbe diosecillo. Tristemente hermoso, hermosamente triste.
ResponderEliminarGrazie mille, fratello. Imberbe, ciego, loco y malintencionado... Un dios aun teniendo en una mano el arco y en la otra el fuego, con mil manos miles de redes tiende.
EliminarSus lágrimas, amigo mío, son la tinta con la cual se escriben los más hermosos versos. Sus lamentos, un música de melancólica belleza. Con razón hasta la más bella de las rosas lleva espinas.
ResponderEliminarSus palabras, querido amigo, son, ademas de una escuela de lirismo, impulso inmejorable para la torpe pluma de este mal poeta. ¡Gracias mil!
ResponderEliminarEl furor del diosecillo
ResponderEliminarse aplaca con un ladrillo
y un poquito de argamasa.
¡Contratas a la Tomasa,
te la llevas para casa...
y se se pasa... se pasa!