¿Quién sabe
si tras el eco errante
de tu
dulcísima melodía,
bajo la luna
o la centella ardiente,
a contemplar
volveré tu vulto afable?
¿Quién sabe
si entre bramadores vientos
volveré a oír
el son del amor puro
que tu mano
sublime encontrar sabe
en el vacío
inmenso de muertas teclas?
Yo lo sé,
pues te busco en tierra extraña
y escucharte
puedo entre los arroyos,
en los
rumores de las cantoras fuentes
y en el del
ruiseñor canto acordado.
Yo lo sé,
pues aun sordo alcanzo a escucharte
en la
sangrante vena de mi alma muda,
y aun ciego
claramente puedo verte
en la que mi
pecho vierte sangre bella.
Aquí estoy,
aguardando que tus labios
los gemidos
de los míos acallen,
aquí estoy,
sabiendo que a mí volverá
el eterno
rumor de tu alma hermosa.
Luis Varela
Sin duda alguna me he dormido al son de la dulcísima melodía que esta lira regala y he despertado, si no estoy en un sueño, en otra época. En una época de belleza y sentimiento exacerbado, de sublime locura. "El eterno rumor de tu alma hermosa"... el eco... y nada más importa...
ResponderEliminarMuchísimas gracias por sus, siempre esperadas, palabras, amigo mío. Como ya he dicho en alguna ocasión, merecería la pena hacerse poeta aunque sólo fuese por leer sus comentarios. Lo demás poco ha de importar. Un fuerte abrazo.
EliminarNo obstante, habla quien debería enmudecer, mas el justo homenaje y el loor al talento deben siempre prevalecer.
EliminarBello! saludos
ResponderEliminarMuchas gracias, fjgo. Saludos.
EliminarExcelso
ResponderEliminarAh, la voz de Apolo habla en aquestos vrsos... sublimes ecos fratello, sublimes.
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