miércoles, 26 de octubre de 2016




OÍR DE LA SOLEDAD



Oír de la soledad un gemido,
y consumido arder de puro frío,
naufragar en el íntimo vacío,
y con el dolor sentirse partido,

el cielo perder, suspirar perdido,
y eterno habitar el escalofrío,
a otro dueño mudar el albedrío,
y en estigias brumas vagar sumido,

hablar a la muda y sorda inconsciencia,
y los hilos urdir de la locura,
fe ahogar en llantos mil de impaciencia,

temer del temor la fría presencia,
y la vida tornar en amargura;
sabed que averno tal, es sólo ausencia.




Luis Varela

4 comentarios:

  1. Quien lo probó lo sabe, amigo mío, como diría don Lope. Sólo podrá a alcanzar a comprender tal amargura quien se haya visto desgarrado por la ausencia. Por fortuna, ciertas presencias compensan, y no es la menor la de versos tan inspirados y bellos como éstos. El más espantoso dolor puede en ocasiones revestirse de los más bellos ropajes.

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    1. Y bien dijo, como por costumbre tenía y como bien dice usted, querido amigo. Es la ausencia la madre de la impaciencia, y es ésta la prima de la desesperanza. No me puedo resistir a citar también a Lope. Con el primer verso de su soneto dedicado a la ausencia agoto todo el caudal... "Ir y quedarse, y con quedar partirse".

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  2. Un placer entrar en tu precioso rincón, aunque lo tengas abandonado, se puede disfrutar de lo ya escrito, mi Querido Amigo y Admirado Poeta, me parece éste lugar muy acogedor, donde la soledad no se siente porque se está en la compañía de tus versos.


    Volando entre la soledad,
    la que abraza en amistad,
    la que acompaña cuando es buscada,
    la que habla desde los adentros,
    entre latidos, besos y versos,
    desde la presencia del alma
    hasta el último suspiro.

    En verdad ha sido un deleite haber venido a conocer este precioso lugar, me ha encantado, y aquí me tendrás cuando sienta deseos de venir a volar a mi albedrío.

    Besazos enormes, mi Querido Amigo y Admirado Poeta.

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  3. Mil gracias por dejar tu hermosa huella en mi casa, por venir y por regalarme el aroma de tus versos, Querida María.

    Ya soledad no habrá
    con el latir de tu huella,
    de la sombra el gris quebrará
    la bella luz de tu voz,
    el beso de tu verso
    calor del frío hará,
    y leer tu poesía,
    de mi alma el suspiro será.

    Deleite es el mío de verte en mi casa. ¡La has resucitado!

    Vuelve a volar por aquí, te lo ruego, mi Querida Amiga María Y Admirada Poetisa, me encanta verte aquí.

    Besazos llenos de mi cariño ;-)*

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